La identidad étnica, se define en el encuentro con
el otro diverso, por lo que la presencia de ambos, es elemento necesario en el
desarrollo la identidad propia de cada uno y como enriquecimiento mutuo donde
las relaciones de poder constituyen una parte integral, es en ese contexto
antropológico en donde se realiza la pluriculturalidad.
Según
Bartolomé (1997:48-50), la identidad se define por los valores y símbolos
propios, los cuales, al encontrarse con
otro afín producen un reencuentro con la propia identidad dentro de un
contexto cultural compartido que realiza la función de vinculación de los
individuos generando colectividades. La identidad entonces se realiza como
principio de inclusión y de exclusión pues al
identificarse con unos por el mismo hecho se tiende a separarse de otros.
Pero además, los otros generalizados que
forman parte de mi grupo no son sólo afectivamente próximos en términos
positivos, sino también el más cercano y potencial
grupo de conflicto generando los conflictos faccionales antagónicos.
Desde esta
perspectiva, más que tener una definición de la identidad, se hace necesario
tener un parámetro sobre el ser humano,
a modo de inventario antropológico lo más ampliamente posible sobre los componentes
constitutivos de la persona. Cuando se habla de identidad étnica, se hace
necesario focalizar al individuo en
interrelación, es decir, considerándolo socioculturalmente, y todavía más,
es necesario enfatizar que por veces el
otro es otro socioculturalmente diverso.
Inventario antropológico
Martínez
Soto (2008) propone un esquema para visualizar la interacción con el otro
diverso que genera y construye identidad. El inventario antropológico propuesto incluye: 1. BIPOLARIDAD que
implica las dos vertientes del ser humano varón-mujer en complementariedad
igualmente válidas y dignas. 2. INTELIGENCIA como capacidad para conocer las
cosas en objetividad de verdad y distinguir el error. 3. MEMORIA, potencialidad
en dos vertientes: grabar y recordar tanto la experiencia personal acumulada
como la conciencia social histórica. 4. SENTIMIENTOS como fuerza ciega que
inclina y empuja a la acción que tiene la facultad para juzgar según displacer
o placer. 5. VOLUNTAD como capacidad para decidir entre lo bueno y lo malo. 6.
CUERPO SEXUADO en cuanto instrumento para manifestarse, trabajar, y engendrar.
7. SITUACIÓN en cuanto ubicación que aparentemente está fuera de la persona aun
cuando siempre es parte de ella. La situación será siempre una propuesta a
resolver y ante la que se puede tener dos actitudes: enfrentarla o huir. 8.
RELACIÓN CON LOS DEMÁS como capacidad para la solidaridad dentro del mismo
contexto sociocultural y que al mismo tiempo proporciona conocimiento de sí
mismo. 9. APERTURA A LO DESCONOCIDO antropológicamente entendida como relación
con Dios; la diversidad en la concepción de la divinidad tiene como
consecuencia diversidad en la forma de pensar sobre sí mismo y los demás. Esta
diferencia deviene en referencias socioculturales de tipo religioso y
consecuencias políticas estructurales. 10. PECADO, elemento de la religión
judeocristiana que define una relación defectuosa con Dios que tiene como
consecuencia la desintegración personal, social, cultural y política. 11. EL
OTRO DIVERSO ÉTNICO, es decir, el otro que posee un bagaje que incluye los
mismos elementos hasta aquí enumerados y que entra en una relación de poder en
el encuentro mutuo.
Lo
importante no es la cuantificación de estos elementos constitutivos que pueden
ser más o menos según las diversas posiciones antropológicas sino que con todo ese bagaje se entra en una
relación discursiva en cuatro tipos de interacción:
-
La relación discursiva con el otro diverso étnico. Relación A.
Según
Giménez (1996), la especificación de lo que constituye la identidad étnica se
desarrolla sólo después que los X han reconocido la existencia del no-X. Inicialmente estas especificaciones sólo incluyen
ciertos rasgos reales: raciales, culturales, personales; posteriormente,
adquieren connotaciones valorativas como de bueno o malo y se correlacionan con
otro colectivo que tiene una cultura diversa que posee otra forma de
diferenciación y otra percepción de permanencia en el tiempo, la cual puede
generar una relación xenofóbica pues supone necesariamente el bagaje personal y
colectivo en ambos participantes como condicionantes. Es en este nivel de
relación que se realizan los procesos de transformación y/o mutación de los grupos minoritarios con base en el modelo
civilizatorio dominante.
-
La relación discursiva con el Otro totalmente
diverso. Relación B.
Se refiere a
una tradición religiosa que especifica características identitarias, las cuales
devienen en concepciones sociológicas y posiciones políticas.
-
La relación discursiva con el otro dentro de la misma
cultura. Relación C.
Es la
interacción con los participantes del mismo grupo étnico, representa el
ejercicio del principio de integración unitaria en la que los mitos de origen de la cultura oral o
bien los estatutos constitucionales de la cultura escriturada, realizan la
unidad en correlación con el otro dentro de la misma cultura.
-
La relación discursiva con la bipolaridad
psicofisiológica. Relación D.
Para algunos
esta interacción es el punto inicial de la construcción de identidad social, ya
que crea todo un sistema teórico dominante, que deviene en violencia con
aquello considerado lo diverso.
La expresión
cultural distintiva según Giménez (1996), se realiza a través de una selección
operada subjetivamente que se
confronta con otras identidades dentro de un proceso de interacción social, es aquí donde se entiende el discurso no-verbal, verbal oral, verbal escrito y el discurso público,
como mecanismos de intermediación
para percibir la identidad, la construcción de la misma y lo positivo de las
luchas de poder, de forma que sea posible conocer la identidad en la interacción actual actuante.
Van Dijk
(2000) plantea que la comunicación
intercultural desde géneros
discursivos específicos, pone de relieve aspectos distintivos de modelos de
habla, en donde se expresan restricciones de género y filiación étnica en forma
de racismo en las sociedades multiculturales. Esto implica los prejuicios
prevalecientes de los grupos dominantes que expresan su dominación mediante
múltiples formas, tanto en los textos escritos como en el habla acerca de
“ellos”. Una de las principales
estrategias discursivas, como parte de la práctica de conducir los asuntos
étnicos y reproducir el poder y la dominación, consiste en promover el
conflicto étnico, la polarización y la dominación por medio de la presentación
de “los otros” en términos negativos o heteropresentación
negativa y una autopresentación en
términos positivos y/o minimizando lo negativo propio.
Las relaciones de poder
Parte integral de la identidad étnica y la
pluriculturalidad son las relaciones de poder. Según Andersen (1988), el poder
es una capacidad del ser humano para actuar sobre la naturaleza, sobre sí mismo
y sobre los otros dentro, fuera y desde fuera del propio ámbito comunitario de
habla, tanto de forma intencional como no-intencional produciendo relaciones asimétricas en las cuatro formas de
interacción o relación discursiva.
Todas las
formas de poder tienen base material y
física que supone una comunicación y se estructura finalmente en la
organización social de instituciones. El poder físico y económico se traducen en poder social e ideológico
que puede ser utilizado colectivamente para conseguir objetivos con los que
sostiene la asimetría.
Positivamente,
el poder se puede entender como “empoderamiento”
haciendo que otros en una relación mutua lo adquieran para su propio beneficio.
Andersen (1988) propone que el lenguaje
tanto oral como escrito y su uso en los medios de comunicación.
Por una
parte, refleja las relaciones de poder, y por otra parte re-crea el poder
social, por lo mismo, el lenguaje como discurso es un punto de partida que se
ha utilizado por muchos autores para analizar las relaciones de poder.
Las
relaciones de poder vistas desde el racismo según la Pontificia Comisión Iustitia
Et Pax en el
documento “La Iglesia ante el Racismo” tienen como substrato antropológico actitudes que nacen de un temor irracional,
provocado por la presencia del otro y del verse obligado a confrontarse con lo
diverso, donde el objetivo, expreso o implícito es la negación al otro, del
derecho a ser lo que es, y en todo caso del serlo "entre nosotros".
Para
analizar las relaciones de poder, Valadez (2005) propone dos expresiones: asimetría
ya sea de superioridad o de subordinación, y simetría, ya sea de cooperación o de antagonismo.
·
Relación asimétrica es aquélla en la que una de las partes se
constituye en sujeto activo y es el único que dispone de medios de coerción que
le permiten decidir y ordenar, mientras que la otra parte se convierte en
sujeto pasivo y actúa conforme a la conducta prescrita por el primero en una
relación de superior-subordinado. Las relaciones asimétricas son propias del poder
del Estado, en esta relación la comunicación entre las partes es de mandato imperativo-acatamiento.
·
En las relaciones
simétricas las partes
están en igualdad de circunstancias, cada uno de los términos está unido por la
misma relación con respecto al otro o a los otros. Tiene dos modalidades: de cooperación
que se produce cuando dos o más actores participan
cada uno con determinado poder teniendo un objetivo común; antagónica
cuando luchan entre sí oponiendo sus respectivas
capacidades de poder.
La pluriculturalidad implica diversas identidades étnicas en las que se considera un substrato básico inicial, se construyen por las decisiones personales en el encuentro con el otro dentro del contexto social que la condiciona y la define dinámicamente, pero además, esa identidad étnica se construye en el encuentro con el otro diverso fuera del ámbito de la propia comunidad de habla, a través de los diversos actores sociales. Así en una situación pluricultural, la identidad étnica y la nacional se van perfilando en los diversos eventos históricos de encuentro como un conocimiento y sentir de sí mismos; además es de considerar, que si bien la identidad étnica se tiene, se manifiesta y se construye en la relación con el otro diverso en diferentes niveles de encuentro, esta siempre será susceptible de ser reinterpretada por otro.
Pbro. Jorge A. Martínez Soto
Doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Sinaloa.